Introducción

La tauromaquia, entendida como "arte de lidiar toros" como la define el Diccionario de la Real Academia Española, no ha sido históricamente exclusiva de la Península Ibérica.  En buena parte del arco mediterráneo existen vestigios que atestiguan su práctica desde la Edad de Bronce.  El origen griego del vocablo nos recuerda las escenas taurinas que encontramos en la cerámica cretense de la época minoica.  La Roma clásica también conoció de las luchas con uros en sus circos.

Fue en la Edad Media cuando la tauromaquia comenzó a adquirir en nuestro país un carácter más organizado, como entretenimiento popular pero también como actividad profesional de las personas dedicadas al traslado para su sacrificio de las reses, en muchos casos bravas.  En los siglos XVIII y XIX, los espectáculos van adoptando las características que configurarán la moderna corrida de toros, tal y como hoy se sigue practicando en nuestro país y algunos otros lugares (singularmente, México, Colombia y algunas localidades del sudeste francés).

En todo caso, la importancia de la tauromaquia en nuestra cultura es incuestionable, al margen de las consideraciones éticas que puedan merecer determinados aspectos de la misma.   Toros y toreros están omnipresentes en nuestras artes y nuestra historia, incluso reciente, con una notoriedad pública que puede resultar chocante para quienes nos visitan.

Es, por ello, inevitable que nuestro lenguaje coloquial haya incorporado multitud de expresiones de origen taurino que empleamos cotidianamente, casi sin reparar en ellas.   De hecho, hoy en día muchos de los hispanohablantes, especialmente los más jóvenes o los que proceden de países sin tradición taurina, ignoran incluso la relación que con la lidia puedan tener expresiones como "dar largas" o "rematar la faena", además de desconocer su sentido preciso.

Muchas de estas expresiones resultan, además, muy características de nuestro idioma y nuestra forma de expresarnos, hasta el punto de situarse en ocasiones en terrenos tan idiosincráticos que resultan casi imposibles de traducir a otros idiomas.

Nos disponemos, por ello, en las páginas que siguen a tratar algunas de las expresiones de origen taurino más empleadas en la oficina moderna.  Esclarecemos su significado preciso, indagando en algunos casos en los aspectos técnicos de la tauromaquia que resulten relevantes para entender su empleo en un determinado sentido.  Finalmente, intentaremos proponer algunas construcciones de la lengua inglesa que nos puedan resultar útiles para expresar en ésta el sentido incorporado en las locuciones españolas que vayamos abordando.