5. Echar un capote

Los primeros compases de la lidia están caracterizados por el uso reiterado de los capotes por parte de los matadores y sus subalternos.  Se trata, al principio, de domeñar las embestidas del animal a la salida de los toriles, evaluando en el proceso sus prestaciones.  Después, se conducen sus acometidas hacia el caballo, para la administración de los preceptivos puyazos por parte del picador.  Finalmente, se pone en suerte en toro para que los encargados de poner las banderillas (los propios matadores o, más habitualmente, alguno de sus peones), procedan a realizar esta peligrosa acción.

Durante esta fase de la corrida, y aún después en la faena de muleta, no es infrecuente que alguno de los participantes se vea en una situación de peligro, bien por la propia peligrosidad del astado o por la impericia o mala fortuna del coletudo.  Se requiere, en esas circunstancias, que alguno de sus compañeros distraiga al toro con el aleteo de su capote y le aleje del torero en dificultades, evitando la cogida.

El Diccionario de la Real Academia Española define la locución verbal que hoy nos ocupa como "terciar en una conversación o disputa para desviar su curso o evitar un conflicto entre dos o más personas".  En términos similares, aunque algo más genéricos, se expresa el Diccionario de Uso del Español al hacer equivaler la expresión a "acudir oportunamente en ayuda de alguien".

La imagen que se evoca es la que ilustramos con nuestra fotografía. Vemos como El Fundi "echa un capote" a José Tomás, quien se encuentra postrado en la arena a merced del astado, seguramente tras una de las temerarias acciones que tanta admiración suscitan en estos tiempos ayunos de otros valores taurinos de más enjundia. Con esta acción consigue distraer la atención del toro y conjurar el peligro de males mayores.

Esta finalidad de evitar un daño o peligro resulta difícil de trasladar al inglés. Efectivamente, esta lengua sólo nos ofrece una expresión, con dos variantes, to give a hand o to lend a hand, que se parece más a nuestro "echar una mano" y es sensiblemente más aséptica. Ambas formas pueden incorporar el adjetivo helping a hand, aunque el mismo resulta meramente reiterativo.

Ejemplo práctico:
  • La reunión se estaba poniendo fea pero María me echó un capote y los ánimos se calmaron. The meeting was turning ugly but María gave me a hand and things calmed down.
  • La situación de nuestras finanzas públicas es tan desesperada que sólo queda confiar en que la Unión Europea terminará echándonos un capote.  Our public finances are in such dire straits that our only hope is that the European Union will eventually lend us a helping hand.

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